Una cuidadísima impresión y unos inspirados dibujos acompañan a esta guía de ejercitación destinada a desarrollar las doce virtudes zodiacales que Juan representa simbólicamente en el Apocalipsis como las doce piedras preciosas que fundamentan la Nueva Jerusalén Celestial.
uan nos revela en el Apocalipsis la imagen de una ciudad futura que llama la Ciudad Santa o Nueva Jerusalén. En el sentido apocalíptico (de revelación) únicamente es nuevo aquello que ha sido creado por las fuerzas resucitadoras de Cristo. Con nosotros, y mediante nosotros, Cristo sigue construyendo constantemente esta ciudad nueva. Los fundamentos para ello son las fuerzas creadoras primordiales divinas, las cuales admiramos en el cielo nocturno en la imagen del Zodiaco.
Estas fuerzas pueden ser acogidas por el ser humano de manera nueva, libre y autoconsciente. Estas fuerzas divinas que el hombre acoge libremente y que irá desarrollando durante toda la evolución terrestre, son las Doce Virtudes, que Juan representa simbólicamente por las doce piedras preciosas que constituyen las hiladas de los cimientos de la Nueva Jerusalén, la nueva encarnación de la Tierra, el Nuevo Júpiter.
Con una cuidadísima impresión y encuadernación, doce cuentos de Grimm y doce evocadores dibujos invitan a la meditación adulta de las virtudes zodiacales pero también serán el disfrute imaginativo de los niños.
Varios autores
120 páginas - encuadernación rústica cosida, cubierta de cartulina Nettuno con letras estampadas en oro
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uan nos revela en el Apocalipsis la imagen de una ciudad futura que llama la Ciudad Santa o Nueva Jerusalén. En el sentido apocalíptico (de revelación) únicamente es nuevo aquello que ha sido creado por las fuerzas resucitadoras de Cristo. Con nosotros, y mediante nosotros, Cristo sigue construyendo constantemente esta ciudad nueva. Los fundamentos para ello son las fuerzas creadoras primordiales divinas, las cuales admiramos en el cielo nocturno en la imagen del Zodiaco.
Estas fuerzas pueden ser acogidas por el ser humano de manera nueva, libre y autoconsciente. Estas fuerzas divinas que el hombre acoge libremente y que irá desarrollando durante toda la evolución terrestre, son las Doce Virtudes, que Juan representa simbólicamente por las doce piedras preciosas que constituyen las hiladas de los cimientos de la Nueva Jerusalén, la nueva encarnación de la Tierra, el Nuevo Júpiter.
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