Esta maravillosa historia nos demuestra que el amor no es algo fácil de medir.
¡Adivina cuánto te quiero, liebre grande! La liebre pequeña estira mucho los bracitos... ¡pero los de la liebre grande aún lo son más! Te quiero desde el suelo hasta aquí arriba, te quiero tan alto como lo que soy capaz de saltar, te quiero hasta donde mi vista me permite ver... pero la liebre más g... Leer más